Los cinéfilos habréis caído en la cuenta de que el título alude a la película de François Truffaut, Tirez sur le pianiste. Pero a quien habría que pegarle un tiro es al traductor, por sus escasos conocimientos gramaticales, pues no se tira sobre el pianista (a no ser que seas muy bajito) sino al pianista. Y es que hoy vamos a hablar de traducciones.
Siempre me he preguntado quién traduce los títulos de las películas extranjeras. ¿Habrá un departamento encargado en las distribuidoras? ¿Existirá el puesto de director de traducción de títulos? ¿O más bien será un oscuro administrativo quien se encargue mientras coteja facturas?
Había un tiempo en que las traducciones se hacían con criterio. Los títulos fácilmente traducibles se vertían al español literalmente (Citizen Kane: Ciudadano Kane). Los que se tenían que dejar tal cual, ni se tocaban (Fahrenheit 451). Y cuando se cambiaban los títulos era con ingenio y sensatez. Por ejemplo, Some like it hot (Hay a quien le gusta caliente) no tiene fuerza en castellano y se tituló Con faldas y a lo loco. Otro título de Wilder, The Seven Year Itch, sería más discutible, pues su significado (la sarna del septimo año) alude a que en aquellos tiempos los matrimonios tenían sus crisis a partir de los 7 años (tiempo que hoy se ha acortado a los 7 meses e incluso a los 7 días), pero qué duda cabe que La tentación vive arriba (si es Marilyn y no un tío con bigote) es un gran título.
Incluso existen casos en que el título español supera al original. Así Bringing up baby se tradujo no como Educando a la niña (traducción literal en la que se pierde la alusión a la felina mascota Baby, protagonista de uno de los gags más hilarantes de la genial película de Howard Hawks) sino como La fiera de mi niña, que no sólo mantiene el doble sentido del original, sino que suena mejor y recuerda a la La fierecilla domada de Shakespeare. Y quizás el mejor ejemplo de todos es Centauros del desierto, poético título que le hace muchísima más justicia al épico clásico de Ford que el insulso The searchers.
Pero las cosas han cambiado mucho. Hoy en día los que traducen títulos ni saben idiomas (When Harry met Sally debería traducirse como Cuando Harry conoció a Sally, no encontró y eso es algo que aprendes en la primera clase de inglés, cuando te enseñan “pleased to meet you”) y encima se las dan de que saben (¿a qué viene traducir Shaun of the Dead como Zombies Party?) y tienen la sensibilidad de una silla. Vamos, yo creo que si se cogiera el título original y se pasara por un traductor automático de los que hay en internet sin repasar siquiera, se conseguirían mejores resultados.
Voy a empezar por un caso sangrante: Eternal Sunshine of the Spotless Mind. Tengo debilidad por esta película. Es una de mis favoritas. La película que mejor transmite el estado de desamor de la historia del cine. Cuenta con un guión perfecto de un Charlie Kaufman en estado de gracia; demostrando quién es el guionista más original y arriesgado del momento. Si a eso le añadimos el desbocado onirismo y surrealismo del director Michel Gondry y las estupendas interpretaciones de los actores, destacando por encima de todos un sorprendente Jim Carrey, tenemos servida una obra maestra preciosa, brillante y desgarradora.
El título original es una cita del poema de Alexander Pope Eloise to Abelard, basado en la trágica historia de los amantes renacentistas del mismo nombre y que se recita en un momento de la película. Se podría traducir como “Eterno Resplandor de la Mente Inmaculada” en alusión al tema central de la película: el deseo de recuperar la inocencia y brillo original de una mente que no haya sido marcada por los efectos del desamor y sus correspondientes secuelas. Tan bellísimo y atinado título se tradujo aquí como: ¡Olvídate de mí! Desde aquí hago un llamamiento: ayudadme a encontrar a quien cometió semejante tropelía. Se la tengo jurada.
Os toca a vosotros: ¿Cuáles creéis que son las peores traducciones de títulos de películas?