viernes, 17 de agosto de 2007

DUELO A MUERTE EN EL GRINDHOUSE

Seguro que no era la intención de Robert Rodríguez y Quentin Tarantino, pero yo no puedo evitar ver Grindhouse como una competición por ver quién hace la mejor película. Y aunque en España no podamos ver el duelo en programa doble, como fue concebido, tras ver Planet Terror de Robert Rodríguez, y sin ver Deathproof, ya tengo ganador. Rodríguez vence por KO.
Planet Terror es una película perfecta en lo que respecta a logro de objetivos. No se le puede poner ningún pero. Es admirable cómo el autor de El mariachi deconstruye todos y cada uno de los clichés del subgénero de zombies y los combina sin convertir la película en un pastiche. Así demuestra lo que yo ya sospechaba: que es mejor que Tarantino.
Y aunque parezca una contradicción, Tarantino es un director más importante; de los que pasan a la historia del cine y le encantan a los críticos gafapastosos. Rodríguez no tiene un estilo tan definido, ni películas tan emblemáticas e influyentes como Reservoir Dogs o Pulp Fiction. ¿Entonces en qué me gusta más?

En primer lugar, tiene un espíritu más amateur, y yo creo que un buen cineasta debe siempre conservar su amateurismo. Por que amateur significa que ama lo que hace, que le apasiona el cine. Y a Rodríguez se le nota que le encanta el cine. Todo el cine. El bueno y el malo. De serie A y de serie Z. Además la mayoría de sus películas destilan ese sabor de producción hecha entre coleguillas para pasárselo bien, por muy profesionales que sean todos y por mucho presupuesto que tengan. Y, como un cortometrajista cualquiera, dirige, escribe, opera la cámara, monta y hace la música. Sólo le falta cocinar el catering.
En segundo lugar, Rodríguez siempre se pone al servicio de la historia. Tarantino, en cambio, tiene un ego que no le cabe en el pecho. Sus películas son demasiado autoconscientes, se nota que intenta que sean importantes y que dejen huella. Incluso cuando hace gamberradas como Kill Bill 1 y 2. Y que conste que el tipo me cae bien y que hay muchos grandes cineastas de sus características: Chaplin, Welles, Coppola, ... vamos la mayoría. En cambio, lo que hace a Rodríguez grande es su humildad. Hace las películas que a él le gusta ver, cine de género sin ninguna pretensión de trascendencia. Homenajea a los directores que le gustan: Romero, Leone, el propio Tarantino (tanto en Sin City -replicando su famosa estructura narrativa- como en Planet Terror -introduciendo el famoso plano desde dentro de un maletero, marca de la casa de su buen amigo-). E incluso se pone en un claro segundo plano en alguna de sus obras, como Sin City, que es claramente una película de Frank Miller (hasta el punto de que más allá su brillantez técnica los que hayamos leído los comics originales nos preguntemos la razón de ser de una adaptación tan fiel, el mismo problema, por cierto, del que adolece 300, en la que Zack Snyder se vuelve más Miller que Miller, hasta en lo malo, por la apología del macho y de lo marcial que es esta película).
Y así, con esa modestia y ese innegable buen hacer, Rodríguez nos ha dejado grandes productos de entretenimiento como Abierto hasta el amanecer, le ha dado el empujón hacia el siglo XXI al cine negro con Sin City (por que el cine negro de nuestra época sólo puede ser así, hiperbólico e hiperviolento, como lo fuera ya en su nacimiento) y ha realizado el homenaje definitivo a la serie Z con Planet Terror. Todo ello sin ir de postmoderno.

Qué bien que nos lo pasamos con tu cine, Robert.

4 comentarios:

Marina dijo...

Estimado Dr. (X) Marco A.:
Al salir del cine, después de ver Planet Terror, mi mente se vio inevitablemente inclinada a pensar en la de Tarantino, la cual tendremos ocasión de ver dentro de muy poco. El efecto Grindhouse: Planet Terror nos lleva a Death Proof y viceversa. Aun así, afirmo que entre los dos directores hay tantas diferencias que sus creaciones no deberían ser comparadas. Lo vemos claramente en Abierto hasta el amanecer, película en la que podemos perfilar la frontera de dirección con increíble exactitud. Yo no voy a optar por uno o por otro, me divierto muchísimo con los dos.

Marco A. Robledo dijo...

Así debería ser. Pero los hombres no podemos evitar verlo todo como una competición :-)

Marco A. Robledo dijo...

Confirmado. Death Proof es sensiblemente inferior a Planet Terror. Fijaos en un simple detalle: Tarantino aplica los efectos de postproducción que simulan la mala calidad de los rollos que se proyectaban en los cines Grindhouse (rayaduras, quemaduras, pérdidas de fotogramas o rollos...) sin ningún criterio definido, en cambio Rodríguez se preocupa de integrarlos con la historia.
Pero aparte de dejar patente mi omnisciencia :-D, añado este comentario para subrayar la barbaridad que han hecho los distribuidores, no sólo en estrenar las dos películas separadas, sino por el orden de estreno, pues Death Proof debería haber ido antes que Planet Terror, pues resulta que ambas historias están relacionadas y tienen personajes y localizaciones comunes. Otro desastre (y van...)

Jill dijo...

Lo que realmente me decidió a decantarme por una o por otra fue, sin duda, el sabor de boca que me dejaron ambas...

No sé cómo explicarlo, cuando salí de Planet terror lo hice emocionada, disfruté como una verdadera enana.

En cambio con Death Proof salí con un mal sabor de boca, vista la de Rodríguez esperaba algo más... Que estuviera al menos al mismo nivel.

Y no solo los hombres os lo tomáis todo como una competición xD, cuando supe que harían Grindhouse ya me lo tomé como tal. Si dos grandes trabajan juntos siempre te preguntas cuál será mejor.

Pd.: Aún no he visto Inmortel, la tengo bajada pero... no me atrevo a verla.